28 de julio de 2010

Magaly en la Feria de "El Belloto"





Hablemos de Geometría

- dijo Magaly-

mientras ordenaba

una pila de zapallos

en la feria de “El Belloto”.


Eran apenas las seis de la mañana

y la mujer de 30 años

se sanaba entre verduras y gritos

de sus varios años

de estadía en el laberinto.


Había sobrevivido

gracias a su capacidad de silencio

o mejor dicho:

su habilidad de de huir a otro lenguaje,

vestida de rojo, verde y celeste,

viendo telenovelas con los toros,

fumando a escondidas con el Minotauro.


Mientras yo pensaba en su epopeya,

ella se explayaba sobre π

y su búsqueda del cuadrado imposible,

comentaba sobre los viajes de Orfeo,

disertaba sobre el sentido

de las pirámides y las rosas.


Ella hablaba

y su cabello comenzó a tender

una escalera hacia el cielo,

un espiral rubio

que se empinaba sobre las nubes

y las capas del alma,

una línea hacia el centro,

un lazo entre ella

y el buen sol.


Los zapallos, las uvas

y los niños,

abrieron su ojo especial

para observar todo esto.

Incluso algunos

subieron por la escalera

y bajaron luego de varios días,

helados como una noche de estrellas,

con luz en las manos

y con los mismos ojos gatunos

de Magaly.






La imagen proviene del facebook de Magaly Cisternas.

27 de julio de 2010

hambre






¿Cómo leen los hambrientos?

¿Cómo perdonan?

¿Cómo mueren de amor?



Recuerdo un comedor popular en Buenos Aires,

el hombre que comió los huevos azules,

Carla caminando desnuda sobre la mesa,

lo que aprendimos de los hambrientos,

el grito de sus ojos,

el latido gris de su pena.


Recuerdo la gente comiendo de la basura,

compitiendo con perros y roedores,

muy cerca de las grandes tiendas,

el obelisco, los restoranes,

el lugar en que se entregan las ostias.


Recuerdo que nunca he tenido hambre,

ni siquiera un tarro de neoprén en mis manos,

pero la lluvia no deja de caer sobre mi cuerpo

y me acecha la miseria de los barrios,

los niños vendiendo monos,

el frío aplastando mis lamentos.




La imagen proviene de este sitio

26 de julio de 2010

un poema para cada sol

Llevo 214 días escribiendo un poema para cada sol,

incluso en las jornadas de terremoto y muerte.

¿Que he obtenido con ello?

la extensión de los temas,

el ensayo de excluir los puntos y las comas

a la manera ruda de Apollinaire,

los poemas gay y lésbicos,

los gritos de barricada,

religiones y misterios,

almas de amigos,

diálogo con el cine y la pintura,

con objetos del hogar,

frutas y colores,

inventos de cocina,

hembras de la vanguardia,

Shakespeare,

rosas que crecen en Palestina,

lazos de mi propia boda.


Descubrí sentidos en mis sueños,

conexiones con Beatriz,

bosques en el alma de Isidora,

disparos en Stalingrado,

reacciones de miedo,

pudor y alegría en mis lectores.


Escribí mirándome en vuestros espejos,

aprendiendo del silencio y del aplauso,

del rechazo y la polémica,

del ejercicio de completar y sumar,

haciendo evidente que somos uno,

miles de gotas en el mismo mar.


Recorrí laberintos de mi alma,

usé poemas como dardos,

me detuve en los santuarios,

abusé de vuestra luz

y vuestra paciencia,

tropecé con ángeles y un árbol azul,

jugué naipes con los toros,

hilé historias de tango,

abracé a mis abuelos,

conversé con mis muertos,

no olvidé el amor.

cumpleaños de mi padre





Mi padre estaba al pie de una montaña blanca,

le rodeaban sus nietos y sus hijos,

mi madre,

los rayos de un cielo de invierno,

sus amigos más cercanos,

las naranjas que maduran en el frío.


Recordé entonces una mañana extraviada,

él de 30 años,

llegando a casa de sus padres,

mi abuelita lo sienta en su regazo

y lo mima como a un pequeño niño.


Isidora que tiene la mirada

y las sonrisas de nuestra historia,

lo observa apagar los fuegos de su torta

y aplaude abrazada a Victoria,

conectando los hilos de la alegría,

los ritmos de las estaciones,

la presencia constante de la luz.


Regresamos

y el tesoro,

que ha hecho un dibujo para su abuelo,

viene durmiendo sobre mi pecho,

roncando con la fuerza de sus dos años,

extenuada de sus correrías,

inocente de tanta ternura.

25 de julio de 2010

nuestra fiesta

¿Lo recuerda?

usted que votó para que no sigan los mismos,

para que no sigan robando,

para acabar con las puertas que giran,

porque recibió diez mil pesos

por poner un cartel en su cielo,

porque nadie reconoció sus grandes méritos,

porque ellos saben de economía,

porque el otro indultó a un narco,

porque al fin y al cabo

todo da lo mismo

y es uno el que tiene que trabajar

y sacarse la cresta.


¿Recuerda señor y amiga de viaje

cuál era el slogan de la campaña?

¿Cómo era la frase contra los delincuentes?

Acaso: ¿Se les acabó la fiesta?


Ah, pobre país sin colores,

sin crepúsculo, sin estrellas,

ahora se abre la reja de septiembre

y los espectros comienzan su fiesta,

porque la tortura es sólo un juego,

una forma de defender a Cristo,

las Haciendas, los columpios,

una buena rebaja en los impuestos.


Señor y querida lectora,

hablemos a calzón quitado,

usted pidió el indulto en su voto,

pidió medallas y honores para la DINA,

el ocaso de los volantines,

el exterminio de los libros,

la paz de los malls y el dinero,

el olvido y el otoño de los tiempos.


Vaya y dígaselo a su conciencia,

piénselo cuando vea jugar al Colo Colo

cuando mire el festival

en el Canal del Presidente,

cuando queme este poema,

cuando vuelva a votar por nuestros dueños.


Vaya, no tema,

dígaselo a las viudas

que visitan tumbas en el aire,

a los hijos que imaginan a sus padres,

a las víctimas que votaron por Piñera.


Dígaselo,

total el tiempo lo borra todo,

al final es uno el que tiene que sacarse la cresta,

uno el que vota,

uno el que gobierna su fiesta.







Gonzalo Villar// contribución a 100 poemas contra el indulto

24 de julio de 2010

Daniel y Valentina





Daniel es silencioso

como un cuaderno de música,

frecuenta bares antiguos,

escribe en “Tres Párrafos”,

investiga sobre Miguel Enríquez,

los fuegos de la “Divine”,

los atentados a nuestros

hermanos travestis,

el ir y venir de los gatos

con las platas de nuestro pueblo.


Matilde y Manuel

se llaman sus hijos,

niños que crecen justos

como el alma de sus padres,

tomando el cristal de las primaveras,

el fuego de los inviernos,

la parte azul y granate

de los árboles

y las cordilleras.


Su esposa se llama Valentina

y estudia el espíritu de los niños vejados,

las fracturas del infierno

y los efectos del mal sobre la pureza.



Mas cuando llega casa,

abre las botellas de leche,

peina los rulos de Manuel,

besa los ojos de Matilde,

enciende el alma de Daniel.




En la imagen, Daniel, Valentina y Manuel, en los ojos de Joaquín Vallejo.

23 de julio de 2010

Federico Santa María Carrera




Federico Santa María Carrera

vio de lejos a Porfirio Díaz,

en veleros dio la vuelta al mundo,

estuvo en Japón y en Ceilán,

siempre fue un Carrera orgulloso,

estudió los modales de la betarragas,

huyó de la guerra del pacífico,

se opuso a Balmaceda,

predijo los movimientos del salitre,

fue lanchero y comerciante de frutas,

fundó la Marina Mercante,

odió los billetes sin respaldo,

defendió la grandeza del oro,

promovió el Banco Central,

dos veces compró toda el azúcar de Europa

y vendió esos cristales como diamantes,

hasta sentarse sobre un océano de millones,

vivió en Paris por cuarenta años,

incluso en tiempos de la Gran Guerra,

cuando ayudó a crear un hospital

y se abstuvo de lucrar con la muerte,

usó tacos para verse más alto,

creyó en la educación,

perdió fortunas en el acero

y en el Expreso de Oriente,

amó a los Estados Unidos,

la democracia

y los espíritus de la música,

no quiso a su única hija,

dejó su riqueza a Valparaíso,

al desvalido meritorio

y los proletarios de este sur,

confiando en Edwards y en Van Buren,

gran adversario de los frailes,

amigo de los Matta y los Gallo,

aunque su sobrino se opuso a don Pedro

y pedió por dos mil votos el año 38

luego de la matanza del seguro obrero

y de Violeta cantando en el Estadio Nacional.




La imagen proviene del sitio de la Universidad Técnica Federico Santa María.

22 de julio de 2010

Un Siglo de la Logia Independencia






Un siglo,

cientos de hombres

golpeando las puertas,

levantando sus espadas,

bebiendo el mismo cáliz,

hiriendo sus mandiles,

viajando al centro de la tierra,

libres como el aire,

mínimos y equivalentes

ante la gran conciencia,

hijos de la misma luz.


Seres fulgurantes como estrellas,

obreros de todas las bellezas,

misteriosos como un símbolo,

humanos como el error y la pena,

grandes enemigos de la miseria,

discretas luces de esperanza,

guardianes de solsticios,

educadores,

almas y manos de paz.


Múltiples rostros de Hiram,

bosque de acacias

donde descansa el perseguido,

se talla el futuro,

se escucha,

se abraza,

se escucha,

se conserva y difunde el amor.





Poema dedicado al prmer siglo del Taller Independencia de Valparaíso.


La imagen es de Sebastián Utreras.

21 de julio de 2010

Conversando con Neruda sobre Stalingrado

Stalingrado



Antes de Hiroshima y de Vietnam,

Troya ocurrió en el siglo XX

se hizo fuerte en las orillas del Volga

cuando los gigantes mandaron

millones al fuego

entre el hielo y el humo de Stalingrado.


Fueron los escorpiones

en busca de pozos y haciendas

y un ejército sin rifles

opuso su miseria y su invierno

a los pesados tanques,

las orquestas,

las divisiones de sombras,

las camisas fascistas,

el imperio de la muerte.


Nunca el ser humano valió menos,

se hizo número, piedra, slogan,

objeto de una bala,

símbolo, propaganda,

charco de vísceras

sobre la tierra.


Dos millones de muertos

y hay que seguir contando,

civiles rehenes de la guerra,

Armagedón en el Cáucaso,

hebreos exterminados,

hombres fusilando

a los que retroceden

y a los que fallan.


Allí los relojes cambiaron

de tiempo,

el viento perdió

su aliento de alambres,

sus cruces de hierro,

sus noches de antorchas.



Muy pocos salieron de aquel infierno

y nunca salieron,

quedaron combatiendo en la ventanas,

disparando desde los techos,

ahorcando niños,

engañados por tiranos,

sumisos o fanáticos,

mientras el mundo veía Casablanca

o leía poemas en Ciudad de México.


Los generales sobrevivieron,

esa fue su condena,

mientras que bajo el cemento,

las rocas y el hielo,

yace una ciudad muerta,

los patios de nadie,

los muelles, los tractores,

los feroces combatientes.



Nunca hubo tanta vergüenza,

tanto honor sin sentido,

tan terrible victoria,

tanto fuego en el cielo,

tanta mentira en las frentes.




Canto a Stalingrado

Escrito por Pablo Neruda mientras se libraba la batalla
y pegado en grandes carteles sobre los muros de Ciudad de México.



En la noche el labriego duerme, despierta y hunde
su mano en las tinieblas preguntando a la aurora:
alba, sol de mañana, luz del día que viene,
dime si aún las manos más puras de los hombres
defienden el castillo del honor, dime, aurora,
si el acero en tu frente rompe su poderío,
si el hombre está en su sitio, si el trueno está en su sitio,
dime, dice el labriego, si no escucha la tierra
cómo cae la sangre de los enrojecidos
héroes, en la grandeza de la noche terrestre,
dime si sobre el árbol todavía está el cielo,
dime si aún la pólvora suena en Stalingrado.
Y el marinero en medio del mar terrible mira
buscando entre las húmedas constelaciones
una, la roja estrella de la ciudad ardiente,
y halla en su corazón esa estrella que quema,
esa estrella de orgullo quieren tocar sus manos,
esa estrella de llanto la construyen sus ojos.
Ciudad, estrella roja, dicen el mar y el hombre,
ciudad, cierra tus rayos, cierra tus puertas duras,
cierra, ciudad, tu ilustre laurel ensangrentado,
y que la noche tiemble con el brillo sombrío
de tus ojos detrás de un planeta de espadas.
Y el español recuerda Madrid y dice: hermana,
resiste, capital de la gloria, resiste:
del suelo se alza toda la sangre derramada
de España, y por España se levanta de nuevo,
y el español pregunta junto al muro
de los fusilamientos, si Stalingrado vive:
y hay en la cárcel una cadena de ojos negros
que horadan las paredes con tu nombre,
y España se sacude con tu sangre y tus muertos,
porque tú le tendiste, Stalingrado, el alma
cuando España paría héroes como los tuyos.
Ella conoce la soledad, España,
como hoy, Stalingrado, tú conoces la tuya.
España desgarró la tierra con sus uñas
cuando París estaba más bonita que nunca.
España desangraba su inmenso árbol de sangre
cuando Londres peinaba, como nos cuenta Pedro
Garfias, su césped y sus lagos de cisnes.
Hoy ya conoces eso, recia virgen,
hoy ya conoces, Rusia, la soledad y el frío.
Cuando miles de obuses tu corazón destrozan,
cuando los escorpiones con crimen y veneno,
Stalingrado, acuden a morder tus entrañas,
Nueva York baila, Londres medita, y yo digo "merde",
porque mi corazón no puede más y nuestros
corazones
no pueden más, no pueden
en un mundo que deja morir solos sus héroes.
Los dejáis solos? Ya vendrán por vosotros!
Los dejáis solos?
Queréis que la vida
huya a la tumba, y la sonrisa de los hombres
sea borrada por la letrina y el calvario?
Por qué no respondéis?
Queréis más muertos en el frente del Este
hasta que llenen totalmente el cielo vuestro?
Pero entonces no os va a quedar sino el infierno.
El mundo está cansándose de pequeñas hazañas,
de que en Madagascar los generales
maten con heroísmo cincuenta y cinco monos.
El mundo está cansado de otoñales reuniones
presididas aún por un paraguas.
Ciudad, Stalingrado, no podemos
llegar a tus murallas, estamos lejos.
Somos los mexicanos, somos los araucanos,
somos los patagones, somos los guaraníes,
somos los uruguayos, somos los chilenos,
somos millones de hombres.
Ya tenemos por suerte deudos en la familia,
pero aún no llegamos a. defenderte, madre.
Ciudad, ciudad de fuego, resiste hasta que un día
lleguemos, indios náufragos, a tocar tus murallas
con un beso de hijos que esperaban llegar.
Stalingrado, aún no hay Segundo Frente,
pero no caerás aunque el hierro y el fuego
te muerdan día y noche.
Aunque mueras, no mueres!
Porque los hombres ya no tienen muerte
y tienen que seguir luchando desde el sitio en que caen
hasta que la victoria no esté sino en tus manos
aunque estén fatigadas y horadadas y muertas,
porque otras manos rojas, cuando las vuestras caigan,
sembrarán por el mundo los huesos de tus héroes
para que tu semilla llene toda la tierra.



NUEVO CANTO DE AMOR A STALINGRADO
Pablo Neruda

Yo escribí sobre el tiempo y sobre el agua,
describí el luto y su metal morado,
yo escribí sobre el cielo y la manzana,
ahora escribo sobre Stalingrado.

Ya la novia guardó con su pañuelo
el rayo de mi amor enamorado,
ahora mi corazón está en el suelo,
en el humo y la luz de Stalingrado.

Yo toqué con mis manos la camisa
del crepúsculo azul y derrotado:
ahora toco el alba de la vida
naciendo con el sol de Stalingrado.

Yo sé que el viejo joven transitorio
de pluma, como un cisne encuadernado,
desencuaderna su dolor notorio
por mi grito de amor a Stalingrado.

Yo pongo el alma mía donde quiero.
y no me nutro de papel cansado
adobado de tinta y de tintero.
Nací para cantar a Stalingrado.

Mi voz estuvo con tus grandes muertos
contra tus propios muros machacados,
mi voz sonó como campana y viento
mirándote morir, Stalingrado.

Ahora americanos combatientes
blancos y oscuros como los granados,
matan en el desierto a la serpiente.
Ya no estás sola, Stalingtado.

Francia vuelve a las viejas barricadas
con pabellón de furia enarbolado
sobre las lágrimas recién secadas.
Ya no estás sola, Stalingrado.

Y los grandes leones de Inglaterra
volando sobre el mar huracanado
clavan las garras en la parda tierra.
Ya no estás sola, Stalingrado.

Hoy bajo tus montañas de escarmiento
no sólo están los tuyos enterrados:
temblando está la carne de los muertos
que tocaron tu frente, Stalingrado.

Tu acero azul de orgullo construido,
tu pelo de planetas coronados,
tu baluarte de panes divididos,
tu frontera sombría, Stalingrado.

Tu Patria de martillos y laureles,
la sangre sobre tu esplendor nevado,
la mirada de Stalin a la nieve
tejida con tu sangre, Stalingrado.

Las condecoraciones que tus muertos
han puesto sobre el pecho traspasado
de la tierra, y el estremecimiento
de la muerte y la vida, Stalingrado

La sal profunda que de nuevo traes
al corazón del hombre acongojado
con la rama de rojos capitanes
salidos de tu sangre, Stalingrado.

La esperanza que rompe en los jardines
como la flor del árbol esperado,
la página grabada de fusiles,
las letras de la luz, Stalingrado.

La torre que concibes en la altura,
los altares de piedra ensangrentados,
los defensores de tu edad madura,
los hijos de tu piel, Stalingrado.

Las águilas ardientes de tus piedras,
los metales por tu alma amamantados,
los adioses de lágrimas inmensas
y las olas de amor, Stalingrado.

Los huesos de asesinos malheridos,
los invasores párpados cerrados,
y los conquistadores fugitivos
detrás de tu centella, Stalingrado.

Los que humillaron la curva del Arco
y las aguas del Sena han taladrado
con el consentimiento del esclavo,
se detuvieron en Stalingrado.

Los que Praga la Bella sobre lágrimas,
sobre lo enmudecido y traicionado,
pasaron pisoteando sus heridas,
murieron en Stalingrado.

Los que en la gruta griega han escupido,
la estalactita de cristal truncado
y su clásico azul enrarecido,
ahora dónde están, Stalingrado?

Los que España quemaron y rompieron
dejando el corazón encadenado
de esa madre de encinos y guerreros,
se pudren a tus pies, Stalingrado.

Los que en Holanda, tulipanes y agua
salpicaron de lodo ensangrentado
y esparcieron el látigo y la espada,
ahora duermen en Stalingrado.

Los que en la noche blanca de Noruega
con un aullido de chacal soltado
quemaron esa helada primavera,
enmudecieron en Stalingrado.

Honor a ti por lo que el aire trae,
lo que se ha de cantar y lo cantado,
honor para tus madres y tus hijos
y tus nietos, Stalingrado.
Honor al combatiente de la bruma,
honor al Comisario y al soldado,
honor al cielo detrás de tu luna,
honor al sol de Stalingrado.

Guárdame un trozo de violenta espuma,
guárdame un rifle, guárdame un arado,
y que lo pongan en mi sepultura
con una espiga roja de tu estado,
para que sepan, si hay alguna duda,
que he muerto amándote y que me has amado,
y si no he combatido en tu cintura
dejo en tu honor esta granada oscura,
este canto de amor a Stalingrado.

20 de julio de 2010

Genocidio en Africa



Dos castas en la selva,

dos castas en el África de los Grandes Lagos,

reuniendo machetes y pistolas

para matarse unos a otros,

cientos de miles cortados con aceros,

multitudes de mujeres violadas,

como si el odio fuera

otro aguacero en el bosque.


Millones se desplazan entre los montes

y las bandas armadas,

aviones raudos para salvar un palacio de oro,

mas la vida de los niños

es agua y piedra en África.


Allí no hay tormenta del desierto,

no hay guerra a tiranos o terroristas,
no hay pozos de petróleo,

son seres anónimos matándose

en la selva,

dibujando con sangre

la risa de los niños,

quebrando los cielos,

apagando el día.


Los machetes se compraron

con el dinero del hambre,

el ejército entrenó a los asesinos,

embriagados de odio por otras matanzas,

tribus atormentadas por sus imperios,

números en la división de Versalles,

sangre que mancha nuestras almas.
*******
La imagen proviene de http://www.monografias.com/

19 de julio de 2010

ojos, dedos y más




Tus ojos, que están hechos de carbón

y agua piedra,

me hablan con las noticias del día,

son pequeñas lámparas,

luz de tierra,

canales misteriosos,

pozos de silencio,

ombligos de estrellas,

duendes

que dominan la tormenta.

y hablan del sol.




Tus dedos están hechos

de mis domingos,

recogen piedras

que lleva el estero,

poseen los sonidos del piano,

son salados y dulces,

forman una pequeña tribu,

buscadores de tomates,

manada de delfines,

ángeles al servicio de Isidora.



Tu pelo está orbitando por mi alma,

es una cortina,

puerta que oculta mis fantasmas,

mis océanos,

mis montañas,

los gritos que construyen

mis poemas.
*************
En la imagen, las manos de Marguerite Yourcenar.

18 de julio de 2010

Turismo




Te invito a conocer mi país,

aquí siempre es crepúsculo,

la pena tiene ríos y lagos,

vientos plenos de hielo,

otoños imposibles,

joyas robadas a la primavera.




La imagen de esta balleba en la patgagonia proviene de www.diariodelviajero.com

El Miedo de Samih al -Qasim






El fuego se morirá en la chimenea,
las botellas perderán sus tonos rojos,
el disco dejará de girar,
marcharán nuestros amigos,
sacaremos las sábanas y las frazadas
y dormiremos juntos… como siempre.

Te levantarás por la mañana,
volverá nuestro maravilloso café,
avecillas del viejo bosque cantarán en mi honor,
¿te despiertas?
me preguntarás con tu voz más dulce
aunque
temo que la muerte nos sorprenda en el descanso.

No, no dormiré,
velaré hasta la mañana
y observaré en tu rostro dormido
las estrellas de nuestro mundo futuro.


Al alba
aumento tu abrigo
y me deslizo como un tigre familiar,
ligero, hasta la cima del mundo,
preparo nuestro maravilloso café,
corro hacia ti,
beso tu mano dormida
y exclamo: ¡Vamos, regresa!
buenos días, razón de mi vida.
¡Vamos, regresa!
sin ti el sol no se pondrá,
sin ti no habrá luz
ni rabia
ni naranjas.





Inspirado en el poema " El Miedo" de Samih al -Qasim, poeta palestino de origen druso.
La imagen es una postal turística de Jerusalén.

17 de julio de 2010

Gabriel




Gabriel está hecho de energía,

hay mucho sol en sus ojos,

en sus huesos,

en las huellas que deja

sobre la tierra.


Lo habitan las sonrisas,

los volcanes,

el agua,

el rostro de su Victoria.


Ama los gatos,

conoce el secreto de los bosques,

domina el viento,

es gimnástico,

aguerrido,

emotivo como un árbol de lluvia.


Gabriel es ajeno a la pena,

se parece a su hermano,

es lúdico,

cariñoso,

un niño hecho de luz.

16 de julio de 2010

Diván







Entre epitafios y silabarios

busco las maderas

para hacer un nuevo diván

distinto al de Johanna Haun

que ahora vuela

sobre Recreo.


Quiero uno de lingue y radal,

de canelo y ciprés,

de roble y avellano,

de raulí y laurel.


Un diván para conectarme

con los bosques

para dormir en sus sombras

y aromas,

cubierto de ramas,

elevado en las montañas,

espíritu de las cordilleras.


Para mi nuevo diván

deseo una frazada

hecha por grandes abuelas,

un manto de energía roja,

un paraíso de siestas

y sueños.


Un mueble hecho de un poema,

un sitio en que cabe Isidora

y las Sofías,

mi madre y mis abuelas,

mis ángeles y mis fantasmas.


Aquí les dejo ese espacio,

está sobre la vara de un coligüe,

pendiendo de hilos azules,

meciéndose sobre vientos calmados,

tibio y pacífico,

humano y transparente.



En la imagen, "Fruto del Algarrobo", de Patricio Novoa en www.chilebosque.cl

15 de julio de 2010

Luz en Valparaíso

Avenida Argentina
tras 24 años.
La misma calle.
Nuestra gente.
Sólo falta tu risa
en las líneas de la noche.

Noé





Las moscas, las serpientes

y los zorros

encabezaban una larga columna

de animales y hombres hipnotizados,

los colores pardos de las focas,

contrastaban con el naranja

de los mamelucos industriales

que llevaban los agentes del Consuelo.


Cuidadosamente,

medían los colmillos de los tigres,

el ego de los artistas,

la cantidad de feromonas,

la extensión de las alas,

el perímetro de los cráneos,

el veneno de las arañas,

las caderas femeninas,

la sonrisa de los gorilas.


La nave, llamada Geometría,

no era más grande

que una casa de campo,

olía a miel,

tenía cuadros de Picasso,

era laica y circular.


Bastaba con abducir

a los seres

en una portal de dos columnas

y el viaje hasta Orión

se hacía en un archivo de luz.


Así, una hormiga y un elefante

viajaban en correo electrónico,

junto a una multidud de pájaros

y doce ballenas azules.


Me llamó la atención

que los obreros

usaran guantes blancos,

un delantal

con las letras M.: B.:,

se llamaran hermanos

y hablaran de paz

en medio de aquella guerra.







Nota: Noé, en hebreo significa consuelo.

La imagen proviene de blogmasnatura.

14 de julio de 2010

Sofía cumple dos años





Joven como el invierno,

limpia de rencores,

purísima,

serena, elegante,

mas bien silenciosa,

amiga del blanco

y el lila,

seria de mirada,

delgada como su madre

y Julita,

secreta en los océanos

y en los lagos,

morena,

tesoro de Javier,

inefable,

poderosa de carácter,

luminosa en los jardines.

13 de julio de 2010

Delfines sobre los techos de Paris





Soñé que caminábamos sobre los techos de Paris,

íbamos de paseo y excursión,

con Carolina y Pedro,

los niños dorados del puente,

y muchos otros delfines

de ojos anchos

y almas transparentes.


Gabi se detuvo a cantar en Saint Sulpice,

tomamos desayuno

sobre las columnas de La Madelaine.

Encendimos luces

en la Torre Norte

de Notre Dame

bajo el suelo de Saint Denis,

en el espacio místico

de la Saint Chapelle.


Descansamos en la terraza solar

del Mundo Árabe,

cerca de la librería

Shakespeare

y el ángel armado

de Saint Michel.


Miramos la noche

desde lo alto del Louvre,

en los hombros de la Ópera,

la Bolsa y el Panteón.


Al amanecer,

lloramos junto a la tumba de Voltaire

y salimos en bicicleta

hacia la Basílica de Montmatre.

Nos reímos mucho

al subir por las escaleras

y recordar las aventuras de la jornada,

los chistes de Pía,

los comentarios de Cony y Aulikki,

los abrazos de Carlita,

la voces inspiradas

de Marcia e Ida.









No pude ubicar al autor de la fotografía, muy reiterada en la red.

Nota: Ahora entiendo el sentido de las gárgolas y su vano intento por detener nuestra invasión.

12 de julio de 2010

España








El año ha dejado de castigar al mes,

el coloso juega tenis y fútbol,

los toros firman autógrafos,

los perversos temen

poner sus pies en España.


La libertad se bebe en las escuelas

y crece bajo la forma de árboles,

películas, novelas,

leyes que cavan tumbas

a la barbarie.


Las naranjas tienen un nuevo aroma,

los vinos alcanzan los sabores del día,

las ciudades abren sus ventanas al mar.


El caballo, ya no vive entre bombas y desmanes,

no acude obligado a procesiones,

no siente el látigo en su espalda,

dejó el cemento y volvió a las playas.


España tiene los ojos abiertos,

ya no vive del temor,

las sotanas, los ejércitos,

el peligro del infierno.








En la imagen "El Coloso", atribuido a Goya.
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