
Dije gracias por venir,
gracias por dejar tus ojos,
sostener mi cielo,
perdonar mi azul.
Gracias por escuchar,
por ceder tu cuerpo,
llevar las copas,
conocer la luz.
Dije gracias por mirarme,
por buscar mi bosque,
respetar mis ritos,
extinguir mi cruz.
Esta noche, escribí estas letras como un poema de amor
para la madre de Isidora - incluso su título aludía a ella-
pero al terminar de componerlo,
constaté que sobre todo era una oración
en que Jesús da gracias a su padre desde la cruz,
¿o es Dios el que agradece a su hijo?,
¿o somos nosotros los que hablamos a aquel torturado?
Bueno, por elloe scogí como imagen "La crucifixión blanca",
de Marc Chagall, fechada en 1938.