
Tengo la costumbre de besar a los muertos,
fijar lazos entre Gauguin y Mistral,
entre lozas amarillas y ciencia.
Mi alma vuela entre las cosas
combatiendo al viejo Puck
que las enreda y entraviesa.
Mi mejor arma son los sueños.
Antes del primer café
me siento a escucharlos,
me aclaran el día,
me vuelven azul.
A veces, la intuición
brinca en cualquier lado,
un gesto repetido,
un cambio en la mirada
y todo está dicho,
evidente como el pan,
visible como una Luna.
En la imagen, "Tahitianas en la playa", de Paul Gauguin.