Aún respiramos
y ya descendemos por los círculos de la muerte
vamos olvidando
destruyendo nuestra carne
desplazando nuestra luz a otro cielo
Aún respiramos
y ya descendemos por los círculos de la muerte
vamos olvidando
destruyendo nuestra carne
desplazando nuestra luz a otro cielo
En el fondo, todos somos boxeadores
Seres tallando ataúdes
Estudiantes de idiomas imposibles
Ajedrecistas de una partida infinita
Despertamos
y el universo se mira a sí mismo
se emociona en nuestro cuerpo
toca al otro con nuestras manos
En el fondo todos somos poetas
Niños dibujando cordilleras
bigotes en el rostro del sol
días de besos bajo la buena lluvia
Cuida Gonzalo la simpleza
porque es limpia ventana de luz
allana el sendero hacia el centro
abre a su puerta al amor
Elijo en mi mente la lluvia
El cruce entre horizontes
Nuestros besos
Nuestro pueblo en su Alameda
Septiembre erguido sobre la historia
Esta es la tribu de mi mente
Hay palabras y rostros de mi hija
Libros
Rondas que bailé en las estrellas
Está el discurso de aquel martes
Balaceras
Votaciones
Escuelas
El mar que avivó nuestra esperanza
Bebo sombras
Retazos de otras horas
Ecos de canciones
Vibraciones tardías
Recuerdos de la lluvia
Besos que pasaron por mi boca
Mi nombre ha muerto
Sus vocales caen y se derraman
La G se borra
Mi única a retorna a ser un toro.
Mi delito es nombrar
Me apropio de las cosas
Las designo con voces nuevas
Llamo Druna al sol
Arruz a este silencio
y Sísimo a Dios
Mi crimen es la palabra
Perdí un tigre hecho de letras griegas
Las letras puras de un burdel
Mis viejas imágenes fenicias
Tu tejes y yo me voy desnudando
Me desgrano
Pierdo mi tinta y mi sangre
El semen que aún no gasto
Dejo mi calor sobre la tierra
Tu tejes
y mis palabras se van borrando
pierden su color mis ojos
adelgazo
quedó convertido en un instante
Mi origen está en la luz
pasé como rayo entre mis padres
crecí en sus miradas y en sus nombres
respiré sus besos
estuve con ellos cuando eran niños
Bajamos de la montaña a Roberta
Palestina besando a México
Había canela y manzana en el vino
Atunes erguidos sobre paltas
Risa de Isidora
Alegría sentada en la mesa
Baba Ghanoush siempre tan coqueto.
En la Luna, poseo mi propio cráter
Tengo una ventana hacia la Tierra
y otra hacia el infinito
Bebo copas que flotan
duermo a dos metros del cielo
observo nuestros mares y montañas
intuyo el rumor de las ciudades
dejo que el cielo cruce por mi cuerpo
Nací en Argentina
Era mediodía en tono menor
Fui parido sobre un caballo
Minutos antes de la gran Luna
Rostro de luz sobre la pampa
El pibe de oro contra Inglaterra
Nací en la mesa de Borges
Era la mañana de un primer viernes
Fui parido en Café Tortoni
Soy la Avenida de Mayo
Nuestra casa en Presidente Perón
Los carros rojos del Subte
Nací en librerías de Corrientes
Huelo a tinta y a teatro
Soy el bife chorizo
Tintos de Mendoza
La sala en que hicimos teatro
Dulce de leche cuando te beso
Pasas con perfume de alegría
Niña de números y ecuaciones
Bendita nadadora nocturna
Leona del poridge
Espíritu con gafas y dulzura
Incluso el silencio me llama
Sabe de mi amor por tu cuerpo
Tu líquido deseo
El pulso y el grito de tu gozo
Que vengan las matemáticas
y limpie su razón nuestra sangre
que vengan y simplifique
calculen
midan
desentrañen misterios del cielo
deduzcan las leyes del tiempo y la luz
Cruje el mundo mientras cae
Llora
Piensa que todo pudo ser mejor
Respira antes de estallar
El nombre de mi niña
está hecho de viento
y ella huele a sol
rito ancestral
águila nueva
voz interior de un poema
El verbo creció cantando
Desde niño pensó, leyó y escuchó
Anduvo en bicicleta
Mondó naranjas
Recibió la lluvia en su rostro
Mágico, calzó zapatos voladores
Besó la tierra
Elevó sus ojos a la ternura
Ascendió montañas
Eligió sembrar la belleza
Aprendió, comprendió y enseñó
Regaló sus bienes
Lloró, perdonó, rió a carcajadas
Protegió a perseguidos
Fue en el principio la Luz
Soy rehén de primaveras
Tengo julepe
Extraño la lluvia
La sonrisa de tía Myrtha
El sol que abriga mi infancia
Andrés y Felipe fueron apóstoles
Grecia va erguida en esos nombres
Michael y Brian del siglo primero
Signos de invasión cultural
*
Maravillas del Mediterráneo
La Ley de Moisés se extiende a los gentiles
previa autorización de las salchichas
y las grandes fiestas del sábado
Has sido vendaval y locura
Bendita poeta
Templo Sagrado
Gentil nadadora
Brillante entre postres
Reina de alcahofas
Corazón del coro
Espíritu que habla en italiano
¿Fui alguna vez completa quietud?
¿Una no entidad'
¿La mismísima nada?
No, no es mi fuente la quietud
Tengo raíces en el sol
Soy el pequeño higo
de un árbol milenario
mirada de tantos abuelos hacia el cielo
eco de explosiones estelares
Hoy me encontré en Plaza Simón Bolívar
Mi yo niño, llevaba un pantalón corto celeste
y una polera de rayas blancas y azules
Yo mayor, vestía de caballero
Zapatos rojos
Terno azul claro
Unos barquillos tostaditos en la mano
"Te esperaba, me dijo el niño"
mientras tomó la mitad de los barquillos
y sus ojos bañaron de agua
aquellas mejillas morenas.
" Aprendí la ruta"
dije con la voz quebrada
y comenzamos a caminar de la mano
por calle Yungay
Este texto conversa con Rabindranath Tagore en:
El último trato
Una mañana iba yo por la pedregosa carretera,
cuando espada en mano, llegó el Rey en su carroza.
"¡Me vendo!", grité. el Rey me cogió de la mano y me dijo:
"Soy poderoso, puedo comprarte." Pero de nada le valió su poderío
y se volvió sin mí en su carroza.
Las casas estaban cerradas en el sol del mediodía
y yo vagaba por el callejón retorcido
cuando un viejo cargado con un saco de oro me salió al encuentro.
Dudó un momento, y me dijo: "Soy rico, puedo comprarte."
Una a una ponderó sus monedas. Pero yo le volví la espalda y me fui.
Anochecía y el seto del jardín estaba todo en flor.
Una muchacha gentil apareció delante de mí, y me dijo:
"Te compro con mi sonrisa." Pero su sonrisa palideció
y se borró en sus lágrimas. Y se volvió sola otra vez a la sombra.
El sol relucía en la arena y las olas del mar rompían caprichosamente.
Un niño estaba sentado en la playa jugando con las conchas.
Levantó la cabeza y, como si me conociera, me dijo:
"Puedo comprarte con nada." Desde que hice este trato jugando, soy libre.
A mi izquierda la primavera
A la derecha, los ojos del invierno
La manos arrugadas del tiempo
El año con su mascarilla y su muerte
A mi izquierda, los jóvenes y su canto
Pañuelos verdes de mujeres
Los kultrunes
Una bandada de tue tue
Las jóvenes gaviotas de Recreo
Mi hija precisa de abrazos
Conversaciones
El sol detenido en su ventana
Su derecho a cantar cada mañana
Mi hija busca
Elije el amor del otoño
El sermón de la montaña
La nariz helada del invierno
Qué tal si la Luna me da un beso
O tal vez el mes de marzo
Un puma chiquitito
El espejo que miraron tus ojos
Muchas cosas deben ser de piedra:
La oración de las montañas
Nuestra Ley del respeto
El muro de los tiempos
El primer camino
El apóstol que negó la Luz
Tiene honor la lluvia
Tardó pero llegó
Lanzó sus ráfagas de cielo
Eligió mi rostro y mi parka roja
Fue voz del Universo sobre esta tierra
He mostrado mis ojos al cielo
Al tesoro de estrellas que ronda en lo muy alto
Al horizonte que se estrecha en una línea
A la montaña que pregunta por mis pasos
A mi hermana, que une su mirada a la mía
Huyo con pavor de este siglo
Voy colgando de las ruedas del avión
No puedo llamarme mujer en esta tierra
Ni expresar mi luz
Ni mostrar mi rostro entre la gente
Las nubes perdidas en el cielo
Van lanzando toda su mercadería
Las gotas caen como flechas diagonales
Ínfimos océanos del aire
Disparos del Cielo contra la Tierra
Agua que elige regresar
Ella, poco me importa
Seguro que a ustedes menos
Pero era calientita e impermeable
Tenía un bolsillo con cierre
Era a todas luces mía
Mañana, si llueve, me hará falta
¿Estarás conmigo cuando sea primavera?
Todos los nombres son los nombres de Dios
Ella, cuidadosamente rompe sus poemas y baila
Llora sobre el piano
Fuma mientras debe café
La Montaña Sagrada está feliz con sus luces
Las dragonas se besan en las esquinas
Hay almendras en la ternura
El mar teje y desteje sus sueños
Yo nado bajo mi Luna y pienso en mi hija
El Triunfo de Baco, Diego Velázquez, 1629, Museo de "El Prado", Madrid
Baco está sentado sobre un barril
Velásquez amplía el mundo de Caravaggio
A la fiesta acuden dioses y humanos
Jóvenes y viejos
Cuatro seres coronados
Dos con sombreros
Tres con la testa desnuda
Dos hermanos de nariz contenta
El rostro juvenil de un homicida
*
El dios renacido mira a Diego
Le reprocha haberlo secuestrado desde Italia
Culminar la apertura de su toga
Envejecerlo
Exhibir su ombligo
Volcar la botella que reflejó al lombardo
*
Hace justo 28 años
el “Triunfo de Baco”
presidía la sala de
nuestra metamorfosis
La extraña pintura habla del poeta
elevándose a otro estadio
mediante la vid y sus caldos
pero habla mucho más del arte
su extensa red de conexiones
hermandad entre muerte y vida nueva
*
Hoy volví a examinar aquella obra
antes de recibir mi propia corona
y recuerdo a raudales la sala llena
Carolina, Javiera, Arturo, Lorena
El alma fuerte de Ida
Mi querida calamar
Un elegante Pez Espada.
Entre cadenas, piedras
y océanos: nuestro círculo,
tanta luz empujando el tiempo
canciones de padres y abuelos
nuestro licor dulce
mil abrazos sellados con fuego
La verdad del fuego es la verdad de Judith
Mancha su alma para salvar su pueblo
Degolla generales
Renunciando se torna libre
El día son horas que riman
La mañana es joven y creciente
El mediodía es sencillo
como rostro del sol
La tarde
va cayendo en nuestro cuerpo
quietamente
hasta enfadarse
herir de sangre el horizonte
y despertar al cielo
que nos fulmina
con sus ojos eternos
No le temo al futuro
Me temo a mi mismo atrapado en el silencio
Herido por la aurora
Renacido en el despertar de este pueblo
La ley golpea mi mirada
También los gritos y los reclamos
El reproche de los justos
La punzada y el fango de la burocracia.
Entonces, alzo la cabeza y observo
Estudio
Elijo mis pasos con prudencia
La ley me mira en 360 grados
Oculta sus aristas
Me apunta desde sombras
Lanza sus párrafos a mi cabeza
Mi madre está hecha de sol
Hay lluvia y ríos en su piel
Benditos glaciares
Cielo de Atacama
Calles Andinas
Multitud de primos
Chancha y burros
en Guillermo Rivera.
¿Qué nombres no son bíblicos?
Eva, Adán, Jezabel
Leah, Raquel, Sara
Ruth, Verónica, Rebeca
Rubén, Moisés, José
Noé, Isaac, Jacob
Esaú, Enoc, Benjamín,
Labán, Mateo, Jesús
Saúl, Caín, Abel
David, Jonathan, Abraham,
Amós, Salomón, Magdalena
Jonás, Pablo, Bernabé
Juan, Agar, Salomón
Urías, Betsabé, Nicodemo
Hiram, Pablo, Salomé
Herodes, Santiago, Isaías
José, Marta, Lázaro
Jorge, Elías, Isabel
María, Miriam, Sansón
Goliath, Exequiel, Potiphar
Daniel, Pedro, Noemí,
Bilhá, Jeremías, Magdiel
Zilpa, Cora, Judá
Samuel, Sisac, Leví
Roboam, Gabriel, Pilatos
Galión, Raúl, Timoteo
Safira, Ananías, Felipe
Tomás, Matías, Joel
Joiada, Zarahi, Efraim
Camuel, Ocrán, Lilith
El sol salió por occidente
La hierba regresó a la tierra
Aconcagua retornó a su cordillera
Las cosas perdieron su nombre
Luego del trastorno, la once
Chocolates y churros
Ostras
Besos en Alamedas y Avenidas
La verdad al interior del deseo
El sol salió por occidente
Los niños volvieron a sus cunas
Los muertos regresaron de sus tumbas
La Justicia quedó prácticamente igual
Nunca aprendí a llorar
lo hago de manera espontánea
surge cuando pienso en nuestro pueblo
en mi madre
el impulso del bien sobre la tierra
Voy rumbo a nunca
Llevo mi nariz y algo de mi muerte
Este pastel de frambuesas
Un siete de picas
Rencores que aún no purifico
He pensado un nuevo cielo
Con sereno cuidado
lo añadiré a tu nombre
y tendrás siete soles
para alumbrar tu lunes
Así agradezco
tus desayunos y tu cariño
mientras Chile despierta
de su tristeza
y tu sonrisa se lee en mis silencios
Así agradezco amanecer y risa
Tanto pan con quesito
La puerta que cierran tus llaves
Las galletas que dejas en mis bolsillos.
¿Qué espíritu ha elegido mi cuerpo?
Un ladrón quemado en la hoguera
Tal vez una niña tejedora de alfombras
Un quechua del altiplano
Las madre de diez niños en la India
Tal vez fui piedra en un río
Rayo de luz
Montaña cubierta de selvas
Un caracol caminando entre la hierba
La copa en que beben los tristes
¿Lo ha elegido mi espíritu?
Quizás fue una castigo
Una ruta obligada
Genuino azar después del Curanto
Triunfo de abrir los ojos y abrazar a mi madre
Los niños regresan de la playa
el sol va pegado a sus rostros
bajo su sonrisa:
collares de conchitas
la emoción del oleaje
las manos saladas del planeta
Pienso en vitrales
Ciudades que aman la luz
Chagall y sus ventanas
El poder del sol
La rosa fecundada por su estrella
Nombro las cosas que brillan:
las rutas del sentido
Valparaíso
el hilo que viaja hasta mi madre
el rayo que llega hasta mi hija
Dónde estás amada?
Qué región del cielo gobierna tu luz?
Cantas?
Te gusta vivir en el mar?
Bajo la carpeta del mar
Otro cielo
Mínimas estrellas
Sacro latir de conciencias
La ruta que lleva al comienzo
La noche crece en mi cuerpo
El sol sueña bajo el agua
y ella enciende sus lámparas en mi mente
No es una luz
Son millones reflejadas en mi nombre
Formando templos de emociones
Candelabros que heredé del silencio
Está feliz la niña
Fue hecha para el diálogo y aquí conversa
Desata sus demonios
Opina
Valora
Argumenta
Jamás cede discutiendo
Conoce el rostro y las manos de la verdad.
Walter Gropius organizó el futuro
Lo arrancó de los pechos de Alma Mahler
Lo leyó en otras almas
Lo hizo Escuela en Weimar
y lo compartió como el pan y la noche de fiesta
Insistente, alzó su templo:
humano , solar
enamorado de lo útil
la fábrica en serie
y las líneas rectas
La cautela salva la vida
El miedo impide vivir
Nos aplasta
Nos recuerda que no somos dioses
Vivo fuera del tiempo
Así no viaja mi cuerpo hacia la tumba
No se hunde mi sol
No envejece mi Dios
Tengo ojos que miran en la noche
Estos ojos míos tienen nariz y genitales
Bendicen y Golpean
Son gentiles, bruscos, a veces eternos
Les gusta robar
No engañan
Se cierran después de besar
Una ciudad crece en mi alma
Hay tres lunas en mi noche
Mi amigo el Lucero ríe desnudo
y la tierra es azul en mi rostro
hermana de bosques
cuerpo exterior
ahora mi hogar y pronto mi tumba
El ser humano es una estrella que vota
Animal parado en dos pies
Cuerpo que lee
Partícipe de una gran conversación
Carne atravesada por emociones
Cuba era grande en la bandera del partido.
Cabía en el corazón de los pueblos
Excedía su cielo
Habitaba en millones de conciencias
Cuba era y no era
Superaba bloqueos y zafras
Desembarcos y escuelas
Viajes secretos
Sus ojos de fuego en selvas de América
Bella, estaba escrita en papel roneo
Fumaba grandes habanos
Era joven antes que tirana
Esperanza antes que tristeza
Sueño, antes que vértigo y fuego.
El tiempo ha perdido sus lunes
y esas horas de Selene
rechazan las madrugadas
besan sin rubor
Lloran cuando alguien dice martes
La luz está callada en mi alma
Sonríe con dulzura
Arropa silencios
Habla en mis sueños
Escribe futuros en mi sangre
Los domingos son para morir
aunque el mundo olvide que fuimos primavera
señores de la tierra
jóvenes fecundando las tormentas
El mar ha dejado marcas en mi cuerpo
Hay una gran línea azul en mi nombre
Trazos de espuma en mis mejillas
Sal y humedad sobre mi tumba
Pertenecemos a las estrellas
Cruzamos sus ciclos
Habitamos sus luces
Volamos serenos sobre esta esfera
Donde tú vas, allí está la ternura
Tropiezas pronto con el Canelo
La gratitud de la tierra
Pasos del sol
La amistad azul del silencio
En la tierra, huesos
Sólo vestigios de sonrisas
Carcajadas
La estatura solar de lo humano
En la tierra, huesos
El nombre de un padre
Cierto espacio de luz
El templo en que nacen nuestros sueños.
Este territorio de luz
es nuestro hogar
el libro que leen los cielos
nuestra raíz de alegría
la casa que formamos sobre el mar
Tienes memoria de mi piel
y habito en tu tibieza
existo en tu claustro
vuelo y canto desde tu ser
Vamos a la Universidad de Chile
Al centro de nuestro espíritu
Nuestra sala de soñar
El taller en que nace el futuro
He visto las manos verdes del mar
Sus largos brazos golpeando mis ventanas
Entrando lentamente a esta sala
Besando los muebles y mi cuerpo
Todo en la hora mágica del atardecer
Al fin y al cabo, la tierra nos mira
Usa los ojos de las machis
Sus sortilegios de números
El poder del Canelo
La fuerza y el misterio de la sangre.
He resuelto combatir
Romper con los temores
Aceptarme libre
Crecer en mis sueños
Anidar con mi luz en plena noche
Pienso en la música
Mi niña y su piano
Viaje desde el Big Bang hasta sus dedos
Sus abuelas leyendo para ella
Tiempo abrazando al tiempo
Todo el poder a la ternura
No grito, estoy hecho de paz
Habito abrazos de cuerpos desnudos
Soy amigo del naranja en los cielos
de tantos animales que respiran
ese afán de los toros
el rabo y las orejas del Guadalquivir
Sobre mi luz, las estrellas
Tú cantando en toscano
Estos límites de la tarde
Nuestras copas de cristal
Siete planos del cielo
Las llaves del mundo en tos ojos
Que en este sandial nada perturbe nuestra alegría
pues cada gigante de rojo dulzor
será devorado por niños
que comerán sus trofeos en grandes rodajas
manchando rostros, manos y ropa
atrayendo abejas y moscas
marcando la ternura con su rojo dulzor
Luego de comer
los niños cargarán su existencia con sandías
y con singular esfuerzo de mañana celeste
las llevarán como balones de rugby
hasta la Casa del Abuelo
para partirlas frente a "Sandía Calada"
y pedir al viejo poeta la historia de Roser
el Winnipeg
aquella España malherida
tanta luz
que ahora crece en nuestras vidas
Violeta Parra, Cecilia Vicuña, 1973
Violeta recoge
Carga empanás caldúas
Recibe odio de poderosos
Violación del invierno
Incendio de lo suyo
Ventisca del cielo patriarcal
Camina sobre fuegos de sangre
Arrastra su luz en recodos de carbón
Corta choclos
Amasa, Teje, Canta
Su cuerpo es América cortada
Montaña encerrada en un cajón
Gonzalo, insistes en expulsarte de paraíso
Abrir ventanas a la tristeza
Almorzar con el disgusto
Enredarte en los problemas del siglo
Libérate
Abre tus alas de invierno
Ríe una y mil veces
Llama alegría al amor
Ejerce tu ternura
Camina de nuevo sobre montañas de fuego
Te escribo en mi libro de vida
Uno tu rostro al sol
A los barcos que pasan junto a tu almohada
y te tomo como a un racimo de uva
para devorarte dulce, líquida,
impregnada de mañanas celestes
piel de rocío
tibio amor de 2021
En El Jardín, a minutos del mar
cabían prostitutas y esclavos
porque allí habitó el ser humano
vida modesta - amistad - prudencia
la razón horadando la muerte
Nuestro sabio enfermo confía en sus sentidos
cultiva y enseña su
ataraxia
piensa átomos que
brincan
nos intuye complejos y
libres
atisba la Física
Cuántica
camina bajo higueras y parras
escucha cantar a la mujer que ama.
Poderoso Maestro
no teme a los dioses, no teme a la muerte
vive sin llamar la atención
disfruta el placer, evita el dolor
duda de un Dios omnipotente
afirma que la muerte extingue la conciencia
posee tumba en las afueras de Dite.
Deseo el candor de primavera
El decir de los pezones
Las nueces del alma
Una rosa dormida en tu nombre
Pretendí enseñar a mi hija
y ella es quien me educa
marca con su nombre los caminos
rompe los nudos
carga y extiende la luz
El domingo
dejó sus calzones sobre el sofá rojo
Borró el rubor de sus labios
Bebió malta con whisky
Escupió sobre el césped
Tachó la palabra lunes de su libreta
El hombre, expulsado del paraíso
vigila sus herramientas:
La escuadra, el compás,
Nuestro arado
Videos tras la guerra y sus batallas
La niña ha peinado su cabellera
Abajo sus grandes cejas
El poder de su rostro redondo
Sus mejillas encendidas de alegría
Escribo los días tras mi espejo
El otro Gonzalo no me mira
Mas lo veo caminando en San Francisco
Nadando entre delfines
Creando esculturas transparentes
Quemando las raíces del infierno
Elijo claridad
Cielo gigante de mi país
Estrellas desbordando la noche
Nuestros planetas en el horizonte
Amistad permanente del Lucero
A cada rato: juegos de la luna
Esa pequeña línea curva
La roca en el cielo
El barco
Su rostro grande y radiante
Una bella deidad
sueña a mi lado
está hecha de cielo y ternura
canta voces del Rimac
escribe bellezas en el piano
late su alegría en mi carne
Dédalo amó las
estrellas
Con su cuerpo
dio vida a un triángulo y
apuntó al Sol
Se
convirtió en compás
y la
tierra fue su hoja en blanco
Es Delta,
el hombre que abre las puertas.
Una
ráfaga de intuiciones cruzó su mente
Observó a
Pasifae pariendo al Minotauro
El
Laberinto
Su hijo
cayendo sobre Hiroshima
Su cielo
colmado de humo
La vida
reducida a pantallas
Mis palabras y mi espíritu
son las palabras de mi madre
el sol que nace en mi alma
1968
historia del cielo
y del rayo que la ama
Elijo libros de paz
Filtros sin veneno
Mis ojos aceptando la noche
Sereno desapego
Aguas tranquilas en el mar imterior