Un importante sector de nuestra comunidad es clientelista, vota por quien le asegure hot dogs, calaminas para el invierno, título de dominio, un pequeño empleo repartiendo volantes.
Así puede zigzaguear entre el domingo, la corona de espinas y el partido del sol, ajeno por completo a cuestiones de economía, modelos de país, ecología, sistemas de educación o previsión social. A fin de cuentas, mañana debo salir a trabajar igual, repite en bares, la feria, el antiguo almacén del barrio
Sin embargo, las escuelas públicas, los hospitales, la libertad de expresión. y el derecho a sindicarse no han surgido de la nada. Lo mismo que el derecho a vivir en nuestra tierra y a practicar el culto religioso que más nos parezca.
Al tomar nuestras decisiones políticas, más que definir el futuro inmediato, afectamos la vida de generaciones posteriorres, su acceso a la cultura, su posibilidad de conocer los bosques, tener trabajo, beber agua limpia, caminar por ciudades seguras, formar una familia con entera libertad, hacer retornar los peces a la fuente de Neptuno.
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En la imagen, José Miguel Infante, el abogado gordito que impulsó las primeras escuelas públicas y organizó el cabildo abierto de 1810.