Febrero de 1951
y la mañana de Montevideo
reanuda la amistad entre garúa
rambla, césped,
gente que camina
cargando su mate y su cielo.
La inmensa anchura del Río
deja acercarse el acero
del “Presidente Pinto”;
Buque Escuela chileno,
cargado de horizontes,
novedosos radares,
poderosos sueños.
Los habitantes de la nave
reflejan el aplauso de Chile
por la transmisión legal del mando
en la tierra ondulada de José Artigas.
***
Alicia, Alicia, Alicia,
rostro de cine,
belleza hecha simpatía,
dieciocho años agitando su cuerpo,
alta, elegante, amistosa,
protagonista de citas y fiestas
en la urbe de Garibaldi y Benedetti.
La muchacha
convertida en luz
extiende la prensa sobre su alfombra
tiende su cuerpo sobre un piso de tinta
y lee los sucesos del día
con la sencilla sensualidad
de su limpia y majestuosa primavera.
De pronto, una noticia la llama:
la nave chilena abre sus puertas al público
ofrece la claridad del Pacífico
Agua del Cabo de Hornos
Sol de Atacama
Insigne juventud en cadetes de guerra.
Alicia se torna prisionera de un extraño deseo.
Abandona los preparativos del Gran Baile en la Embajada de Francia.
Invita sin éxito a su hermana.
Busca la complicidad de Rosa.
Respetable y anciana vecina.
Amiga por décadas de su familia.
Avanza la tarde.
Alicia y Rosa cruzan el portalón
y visitan un navío
vacío de guardiamarinas
todos de franco
tras visita solemne a sus pares uruguayos.
Hacen paseo de rutina
y se prestan a reanudar sus vidas
hasta que un encuentro en pasillo de acero
vuelca la existencia de Alicia.
***
Buenas tardes señoras.
Permítanme enseñarles la nave.
Aquellos lugares especiales.
Prohibidos a las vistas comunes.
Nuestra Sala de Radares.
El Puente de Gobierno
La Cámara de Guardiamarinas.
Mario es el hombre más alto de su promoción.
Retornó a la nave en busca de silencio.
El mando lo sacó de su sueño para atender al público.
Fue la mejor orden que recibió en la vida.
Ambos se atrapan al mirarse.
Pero sus modales severos les impiden acercarse.
Rosa comprende y avanza:
¿Qué hará esta noche caballero?
Le recomiendo nuestro Carnaval.
Los tamborileros. La Fiesta.
Lo esperamos a las ocho.
Rivera con Bolívar
Parque "Los Aliados”
Omnibus 142.
Alicia retorna a su casa y está en problemas.
Roberto Fagiani llegará pronto para llevarla al Baile.
Tendrá que mentir por única vez a sus padres.
Declararse enferma.
Salir un pequeño rato a observar la Fiesta.
África. Su gentil guardiamarina.
El joven chileno llega al sitio convenido.
Las damas lo acompañan a visitar los tambos.
Beben refrescos, toman helados.
Ella reclama dolor en sus orejas.
Retira con gracia sus caravanas.
Mario toma el oro y lo guarda en su chaqueta.
Avanza la hora
y el trío se separa.
Piensan que no hay futuro.
Ni siquiera guardan direcciones.
Por la mañana: el desfile.
Por antigüedad de su mando:
La marina chilena comienza los juegos.
Mario preside con paso impecable.
Alicia lo ve cruzar y alejarse para siempre.
***
Pero los aretes hacen su magia.
Mario vuelve paso tras paso.
Sube al Omnibus 142.
Llega a Rivera con Bolívar.
Indaga en Almacenes.
Consulta por Rosa y su marido Dante.
-Aquel que siempre pesca en el río-
Así, ubica el hogar de su Celestina.
Golpea la puerta de Alicia.
Casa con flores que trepan sus muros.
Hogar al que fluye su alma.
***
Alicia habla con sus padres.
Revela la verdad de sus pasos.
Encuentra abrazos y afecto.
***
La ciudad brilla para ellos.
Escuchan la música de su tiempo.
Orquesta Genial en el Parque Hotel.
Madre y Rosa vigilando.
Beso robado en el Parque Rodó.
La palabra “atrevido” como respuesta.
Otro beso marcado como insistencia.
Espíritus sonriendo en Playa Ramírez.
***
Cuatro días y el Pinto zarpa.
Mario promete escribir y cumple.
Lo hace desde Buenos Aires
y desde cada plano de sus sueños.
Ella responde
y va enredándose poco a poco
sin dejar sus fiestas
sus amigos
sus pretendientes.
Alicia vence a Platón y Diógenes en Filosofía.
Gana un viaje a Río de Janeiro
que muda hacia Chile,
su geografía,
su marinero.
Junto a chaperona de estilo
viaja en Ferrocarril desde el Atlántico
y tras serpentear sobre cumbres nevadas
arriba a los valles de parras y adobes.
En Calera
su gigante detiene la máquina
y aborda el tren
cargado de auroras
flores
cristales con pureza de futuro.
Una semana duran las vacaciones.
Alicia retorna a Montevideo.
Persisten años de correspondencia.
Pequeño encuentro en Montevideo.
Matrimonio a la distancia en 1955.
****
Para construir su hogar.
Mario pasó un año en la Antártida.
Allí cayó a una profunda grieta en el hielo.
Sobrevivió tras horas de encierro.
Habló largas noches por radio con Alicia.
Mientras el mundo espiaba sus encuentros.
***
Por fin, los muchachos se reunieron.
Construyeron un hogar de alegría.
Mario dejó las naves antes de septiembre.
Forjaron tres hijos y un ángel.
***
Hoy, han cruzado 60 inviernos
y rodeados de nietos recuerdan:
Los aceros del Pinto.
Las caravanas de Oro.
Los besos en el Parque Rodó.
Poema trazado en base a los recuerdos de los protagonistas.
La fotografía proviene del
Sitio Oficial de la Armada de Chile.