En Esperanza
ví flores madrugando,
alzando sus rostros desde la humedad
emergiendo en cualquier ausencia de cemento
concientes de sus propios colores
su salvaje belleza
libertad ligada al agua
ojos de obreros
paso del ganado hacia su muerte.
Allí me hablaron las dunas
la amistad entre calles y océano
la poderosa Quebrada del Sauce
las fantásticas plantas de Aloe Vera
sus poderosos mástiles
con semilla para seres gigantes.
Ví a los gatos gobernando las calles
brigadas de ruidosas gaviotas
antiguas carnicerías
espaciosos almacenes
humitas y pastel en el negocio de la plaza
bendita leche asada
esposas y madres de pescadores
vecinos que cuidan a vecinos
barrios emigrados a otros mundos
Víctor Jara en las paredes
niños que aman el mar.
Ví casas vestidas de azul y naranja
escaleras que emergen del bosque
asombrosa conciencia colectivafilósofos vendiendo pescado
calles que recuerdan a trenes
ancianas embriagadas de memoria.