Osip Mandelstam
estuvo en las manos de Stalin
EPIGRAMA CONTRA STALIN
Sintió la grasa brillando en sus dedos
Observó los gusanos
asomando su cabeza desde la carne
pálidos venenosos delirantes
*
Osip Mandesltam
estuvo en las manos de Stalin
palpó la serpiente que nació en su meñique
y repite los matices de su nombre
hasta parir los gritos de la sangre
lanzando metales y cohetes
pilares de historia
Nadiezhda Georgia Los Urales
*
Osip Mandelstam
murió cien o un millón de veces
sin tumba sobre la hermosa claridad
herido por cuarzos de nubes
disparos de sombra
ese cuarto ojo del Kremlin
cristales decretos semblantes
Este texto conversa con Osip Mandelstam en:
EPIGRAMA CONTRA STALIN
Vivimos sin sentir el país a nuestros pies,
nuestras palabras no se escuchan a diez pasos.
La más breve de las pláticas
gravita, quejosa, al montañés del Kremlin.
Sus dedos gruesos como gusanos, grasientos,
y sus palabras como pesados martillos, certeras.
Sus bigotes de cucaracha parecen reír
y relumbran las cañas de sus botas.
Entre una chusma de caciques de cuello extrafino
él juega con los favores de estas cuasipersonas.
Uno silba, otro maúlla, aquel gime, el otro llora;
sólo él campea tonante y los tutea.
Como herraduras forja un decreto tras otro:
A uno al bajo vientre, al otro en la frente, al tercero en la ceja,
[al cuarto en el ojo.
Toda ejecución es para él un festejo
que alegra su amplio pecho de oseta
que alegra su amplio pecho de oseta
Traducción de José Manuel Prieto
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