Fui con mis discípulos hacia el mar
y llegaron hasta mí peregrinos
vi gente de Judea y de Jerusalén
Idumeos de cabellos rojos
árabes que cruzaron el Jordán
hermanos de Tiro y Sidón
multitud buscando sanar sus cuerpo
y colmar de amor sus espíritus
Era una gran muchedumbre
y temí un accidente
por aquel oleaje de gente aglomerada
Entonces pedí a mis discípulos una barca
y los espíritus inmundos
al verme se postraron
y gritaron "Tú eres el Hijo de Dios"
Pero yo, que estaba dentro de ellos
les mandé rigurosamente
que callaran.
Nadie registró mis palabras de aquella jornada
Fueron especiales para cada uno de los presentes
Pues viajé a cada una de sus conciencias
y les hable en sus idiomas
tal como lo hace un amigo que comparte la ruta
Además, sané muchos cuerpos
y expulsé demonios que gritaban en silencio
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