Hotel del Inmigrante, Brasil |
En nuestro himno vibra la libertad.
No en la mirada de nuestra gente.
No en su envidia.
Murmullos.
Amargura de humanos sin luz.
Oh, tierra de asilo.
Pequeña faja de yanaconas.
Seres miedosos y endeudados.
Gente sin espíritu.
Anteponen el consumo a la vida del prójimo.
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