El corazón de mamá late siempre en mi centro.
Su mirada viaja tranquila en mis ojos.
Guardo mi luz en su claustro.
En el fluir de su sangre.
En el ancho país de sus sueños.
Ella siente mi pena en su cuerpo.
Percibe los días de peligro.
Respira en mis poemas.
Come granadas con mi boca.
Alza su nombre en mi paz.
Un océano de luz nos une.
Hilos nos rozan y enlazan.
Y mi llanto se agolpa en sus ojos.
Sus manos lejanas me tocan.
Toda su fuerza me abraza.
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