Para Beatriz State Gallardo.
Morirás, y de ti no quedará memoria.
Sobre la faz de los mundos,
nadie tendrá recuerdos de ti.
No estará tu nombre en el rubor
de la aurora
ni tu alegría en el hacer de los niños.
Y allá, en el extenso dominio de la noche,
vagarás revoloteando entre gusanos y piedras.
Pero, si sueñas.
Si dejas que tu alma despierte.
La semilla que ahora plantas, será bosque en el desierto.
Habrá canción en tu silbido,
pozo en tu lágrima,
y doce rondas por cada abrazo tuyo.
Si sueñas, hermano,
estará vivo tu pueblo.
Florecerá tu risa en fiestas del desierto.
Y tú, que eres sólo un
instante,
serás por siempre la tierra que crece.
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