Aquí, van y vienen los metales.
Pululan testigos.
Gerentas de la calle.
Seres habituados a esperar.
Imagino el café de los detectives.
Sus teteras eléctricas.
Ropa interior atigrada.
Razones golpeadas como pelotas de golf.
Pienso en sus computadores.
Escondites pornográficos.
Túneles hacia celdas.
Peldaños cargados de pudor.
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