Maribel reflejada en su obra. |
Maribel eligió educar.
Respetar a los niños.
Su conciencia de estrellas.
Su profundo derecho a ser libres.
Todo fluyó en su espíritu.
Como el humor de Juan.
El amor de sus hijos.
Jureles regalando energía.
Nuestro mar alimentando docentes.
Veo a los niños sobre tus hombros.
Felices de observar el firmamento.
Cuidados por ti: ángel del invierno.
Gigante de emociones.
Bendita maestra de vida
María Isabel Rubio Lacalle tiene el don de emocionarme.
Lo hace al hablar de educación y transmitir su pasión por dar libertad; lo logra, al reconocer seres humanos en los niños, al motivar y dar confianza en vez de castigar.
Me emociona también por su coraje, su destemplado amor de humanidad y su maravilloso sentido del deber.
Vaya mi reconocimiento a los compañeros de ruta de Maribel, entre ellos, a Guillermo Neumann y a Miguel Argandoña, por la inspiración de sus vidas y su ejemplo de magisterio.
En estas últimas semanas, tres personas que amo me han hablado de Guillermo. Como trato de no ser sordo a los sincronismos, buscaré las huellas de su espíritu.
Las líneas de los jureles, refieren a la costumbre de los profesores en orden a aprovechar la abundancia de dicha especie para alimentarse durante la dictadura. Ella relata que suspendían las reuniones pedagógicas para aprovechar el horario de mejor pesca.
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