Balthus, La fruta dorada |
Los hijos hacen brotar alegrías.
Nos eleva cruzar la noche vigilando su fiebre.
Crecemos al caminar con ellos.
Ensayar aritmética.
Comentar libros.
Llevar su conciencia a los museos.
A veces llegan y nos colman de abrazos.
Dicen: papá te necesito.
Me gusta estar contigo.
¿Tenemos un plan para mañana?
¿Puedes hacerme jugo de naranjas?
Es tarde y los niños cantan.
Buscan el sabor de la miel.
Imaginan su reino en el futuro.
Ciudades plagadas de columpios.
Espíritus en ronda por las plazas.
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