Conozco un ser angelical.
El Lucero marca su presencia.
Hay notas de Dios en su cuerpo.
Sano y crezco en su mirada.
Acepto al cielo en su abrazo.
Instintivamente.
Tomé mi bastón y la bendije.
Intuí su orden de luz.
Sentí el poder de su espíritu.
Caravana de siglos en su mente
Entonces ella.
Ciudadana y ministra del Altísimo.
Derramó su copa en mi templo.
Consagrando el inicio.
Derrotando al tiempo
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