Günter Bohm ha revelado el sendero.
Espíritus durmiendo en carabelas
Espíritus durmiendo en carabelas
Escapar de Castilla hacia el mundo.
Vivir ocultos.
De cuando en vez apresados.
Quemados en hogueras de Lima.
Fuego al Director del Hospital.
Imposible tanta coherencia
Moisés no vale lo que Cristo.
No existe el buen samaritano.
Debe declararse pertinaz
Fuego al Director del Hospital.
Imposible tanta coherencia
Moisés no vale lo que Cristo.
No existe el buen samaritano.
Debe declararse pertinaz
Memoria chilena nos dice:
El bachiller y cirujano Francisco Maldonado de Silva nació en Tucumán, Argentina en 1592. Por el lado materno descendía de una familia de cristianos viejos, mientras que por el lado paterno de los "portugueses" Núñez de Silva. Maldonado fue cristiano hasta los 18 años cuando su padre Diego de Silva, quien fue condenado por la Inquisición a seis años de cárcel y al secuestro de sus bienes, lo introdujo al judaísmo. El 8 de julio de 1626, por mandato de su confesor, Isabel Maldonado denunció ante el comisario de la ciudad de Santiago, que su hermano Francisco era judío y que "guardaba la ley de Moisés". Frente a la acusación, el 12 de diciembre de 1626, la Inquisición secuestró los bienes de Maldonado y lo puso en una celda del convento de Santo Domingo de Concepción. Después de ser interrogado en Concepción y Santiago, el 23 de julio de 1627, Maldonado fue llevado a las cárceles secretas de la Inquisición en Lima donde en su primera audiencia desafió al tribunal declarando "yo soy judío, señor, y profeso la ley de Moisés y por ella he de vivir y morir".
Luego de cuatro audiencias similares, el 5 de octubre de 1627 se le acusó y el 12 de octubre del mismo año se mandó llamar a los calificadores del Santo Oficio. Durante el juicio se recurrió a los teólogos más eminentes de Lima para demostrar a Maldonado que estaba en un error, pero él se enfrascó en sendas e interminables disputas teológicas. El 26 de enero de 1633, Maldonado fue condenado a "relajar justicia y brazo seglar y confiscación de bienes".
Durante doce años estuvo encarcelado y padeció una larga enfermedad, además de ayunar por más de ochenta días lo cual lo debilitó al extremo. Finalmente, el 23 de enero de 1639, fue condenado a muerte: "flaco, encanecido, con la barba larga y los libros que había escrito atados al cuello, mientras era conducido a la hoguera el viento rompió el telón del tablado y él viendo esto exclamó: esto lo ha dispuesto así el Dios de Israel para verme cara a cara desde el cielo".
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