Hemos asesinado sin guerra.
Sin juicio.
Sin entregar los cadáveres a lo padres.
Masivamente.
Sólo porque nos disguta su primavera.
El cobre en manos del pueblo.
La tierra devuelta a sus dueños.
Hemos torturado lo indecible.
Hasta quebrar la voluntad.
Hasta romper los cuerpos.
Hasta borrar el sol en nuestro centro
Somos enviados del Imperio.
Antiguos alumnos en Panamá.
Verdaderos creyentes.
Cristos manchados de sangre.
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