Noche en Valparaíso.
Yo, en cumbre de Cerro Alegre.
El bar moderno y sofisticado, cierra justo a las once.
Los mozos retiran copas y platos.
Sólo queda partir.
Entre la gente, Carolina Leal.
Viste de negro y carga sus rulos.
Sale y regresa con un libro mío en sus manos,
justo cuando comienzo a bajar el cerro,
saltando entre escalones y adoquines
hasta llegar a un templo que no existe
con una angosta escala que recorre su cuerpo
como si fuera la crin acorazada de un dragón.
Tomo el camino de pequeñísimos peldaños
hasta llegar a una pendiente gravosa
en que continuar es un esfuerzo gigante
casi imposible para mi ser
que tiende a quedarse dormido.
El volumen en manos de Carolina era "El Libro de la Lujuria"
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
si discrepas conmigo, me enriqueces.