Muera usted en la muerte de otro.
No los 10 segundos de este poema.
No el plazo de una vida.
Sino toda la eterna conciencia.
Viva usted en la ropa de otro.
En el olor de su pena.
Zapatos gastados.
Carta no enviada.
Cierta foto vieja en la billetera.
Mire al otro cuando es niño.
Véalo dormir junto a un pezón.
Escúchelo discutir con sus padres.
Soplar 7 o 5 velas.
Dibujar su casa, un árbol
y nuestro cielo.
Han sido 10 segundos
y ese otro ganó un rostro
el ataúd en que viaja su nombre
aquella foto tuya
una fibra en la eterna conciencia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
si discrepas conmigo, me enriqueces.