Bienaventurado Mohammad porque es el paraíso.
Naranjas perfuman el cielo
Árboles piensan el aire
Lo entregan ligero y aromático
cargado de azahares
Sol junto al rostro de sus siete años.
Padres y hermanos
completan su alegría.
Felicidad fundada en lo sencillo
amables juegos
agua limpia
abrazos y calor de su familia.
Y sin embargo, el cáncer,
la noche devorando su cara
invadiendo su sonrisa
tornando en silencio su poema.
¿Y si operamos?
Hubo que dar batalla por la vida.
Acudir al amor entre gentes.
Mohammad en el avión
junto a Antonia
-hermana mayor de la ternura-
portando ella un gran sueño:
retornarlo sano a Casa de su Madre.
Médicos examinan y concluyen.
Sólo algunos meses
puede extenderse aquella vida.
Apenas unas pocas auroras
pasteles de naranjas
sonrisas de alegría.
Pero otros dos años nos regaló Mohammad
Pidió que celebraran su llegada al paraíso
Fiesta con naranjas y abrazos
Que su madre no llorara por él
Prometió interceder por Antonia ante Alá.
Y siempre.
Lo dice el azahar y el agua clara.
Mohammad ha sido el paraíso.
La fotografía de Li Taipo, proviene de este sitio.
Está tomada en el Antiguo Hospital de los Sacerdotes Venerables en Sevilla.
Antonia participa en la Comunidad San Carlos de Borromeo en Madrid.
El gesto con Muhammed es sólo una de la labores maravillosas realiza, sin ninguna presunción, con toda la naturalidad de su bondad.
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