Son neonazis, pandillas,
nostálgicos del cuartel y el uniforme.
Envidian las raíces de la Bibilia,
la fecunda complejidad de lo humano,
mujeres que marchan de la mano,
hombres besando a otros hombres.
Odian el asombro ante las artes,
templanza y amistad en los estadios,
hermandad entre obreros,
aquella luz brillante en las imprentas.
Odian por sobre todo sus mentes,
la duda que fragmenta las piedras,
la inmensa diversidad de lo vivo,
la aurora que pasa por sus cuerpos.
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