La mirada no alcanza al fin del sendero.
El oído ignora el sonido de la sombra.
La lengua no percibe a la mariposa sobre la uva.
La nariz es ajena a los perfumes del bosque.
Pero la mente recuerda el hogar al final del camino; imagina la música que calla en la sombra, descubre el mensaje de la mariposa en el vino, descansa en los aromas del roble, la tierra, las húmedas hierbas.
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