En Uruk, la ciudad de amplios mercados
el cielo comenzó a volverse denso
como una esfera o el vientre de un cerdo
culo de Dios
presionando sobre árboles y templos.
Pronto el aire duro llegó hasta mi cuerpo
y mis brazos lo contuvieron
hasta que miles de hombres con sus lanzas
hirieron la piel de Anú
hasta lograr su retroceso
la completa derrota del cielo.
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