Como todo gigante
nací de la oreja izquierda de mi madre
desnudo y erecto
labios heridos por la rudeza de las ostras
A torrentes me alimenté de nueve ninfas
jugué a saltar sobre sus hímenes
bebí en sus húmedas fuentes
fui el mar inundando aquellos cuerpos
Luego estuve quieto por cien años
mientras plantas crecían en mi piel
estrellas orinaban en mi rostro
y soñaba mi alma con el silencio.
Un día
desperté como Buda junto a las aguas
levanté mis hábitos de benedictino
y seguí fornicando como un demonio.
La fotografía, tomada de
este sitio, corresponde a una instalación de la artista chilena Mariela Leal.
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