Ante todo amo el mar, su inmensidad y su fulgor, me dejan muda de hermosura como dijo una vez Eduardo Galeano
Ante todo amo el mar, pero amo también la poesía y sus búsquedas incesantes. Amo las imágenes que se escapan, ese algo inaprensible y las voces al pasar.
A veces la rutina y las miradas esquivas me oprimen ... entonces busco tus poemas querido amigo Gonzalo Villar, esos espejos de palabras en los que nos invitas a mirarnos a diario.
En ellos encuentro rayos de sol que me entibian o manchones de pintura que me alegran.
En ocasiones tus palabras me permiten bailar sobre rosas, o recrear sueños inconclusos.
Cuando me retumba la cabeza de desorden urbano, hiriente, en tus palabras encuentro el silencio indispensable. Entonces me cobijo en tu silencio
Cuando quiero contar mis pasos, cerciorarme del paso del tiempo, ahí están tus poemas, uno para cada día, invitando al deseo, generando pequeñas lucideces y avivando conciencias (breves o eternas, según la convicción y la necesidad de cada lector)
Hay noches en que me pierdo en la soledad de mi habitación y lo único que me resulta para dormir es balbucear entre lágrimas "Pasillo de Amor" de los magos de Congreso.
Entre mis susurros y el cántico, el llanto se hace fuerte y pesado, pero el sueño me aligera y despierto con sensación vaporosa, que se reitera cuando leo tus alabanzas a la vida (con todas sus alegrías y con todos sus dolores, con sus enseñanzas)
Leerte a diario me permite volver al mar, fugarme, irme por las ferias cantando
Por todo eso, muchas gracias querido amigo
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