Nicanor encontró la música de su sombra
y la muerte escogió sus piezas de ajedrez.
La aurora levantó su cráneo lleno de versos
hubo pan y café en medio de nubes
las sandías bromearon sobre el vino
y las granadas derramaron su placer.
las sandías bromearon sobre el vino
y las granadas derramaron su placer.
Vladimiro apuntó a la cabeza del elefante
y la muerte dobló la cerviz de sus reyes
silencio humillado por clarinetes
sabia música de las uvas
noble gemir de las copas
palabras claras del agua
mancha perfumada del placer.
En mis vértebras llevo las huellas del encuentro
las notas secretas de la lluvia
los apasionados sonidos de Cristo
las granadas besándose a pleno día.
En la primera imagen, tenemos un retrato de Nicanor Parra, tomado de www.clarin.com
En la seguda, tomada de www.peolple.su , aparecen Dmitrii Shostakovich, Vladimir Mayakovsky, Vsevolod Meirkhol'd y Aleksandr Rodchenko.
4 comentarios:
Tienes una gracia muy especial en la conformación de tus poemas, con una cantidad de imagenes en el aire de nuestra imaginación, que no se puede menos que disfrutarlas...
Abrazos grandes en lunes!
la muerte nos baila la cueca más larga a veces, y otras es solo un acorde monotonal
abrazoooo
Como siempre tus poemas no solo se oyen, sino que se palpan, se huelen, se escuchan, se sienten. Magnifia jugada de un ajedrez que más que melódico resulta místico :)
Un abrazo enorme desde mi Caja de Pandora!!!
Gonzalo, te invito a que me visites también en este espacio.
http://expresionverbalygrafica.blogspot.com/
Abrazos grandes.
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