La música evocada en el libro
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8 de septiembre de 2010
Clea y Plutarco
Clea era la primavera,
había rosas y fuentes en su mirada,
el deseo reía en sus pasos,
su danza era temblor de tierra,
gotas del diáfano cielo,
nombre especial de la belleza.
Con la luna llena,
se internaba en el bosque,
alimentándose de manzanas y vino,
besaba las manos del espíritu,
las noticias de otros siglos,
la limpia claridad de la existencia.
Desnuda,
comentaba el nombre de las piedras,
extraía el color de las flores,
saludaba a Líber,
dormía en los prados,
moraba en las vertientes.
Plutarco,
el sabio anciano,
la miraba atrapado
en sus recuerdos,
maldecía sus libros,
la Academia,
sus números,
su inclemente invierno.
Y ella, bendita en su juventud,
le llamaba maestro,
le guiaba en el camino,
le confiaba un secreto,
un deseo,
un inocente sueño.
Poema dedicado a mis amigas que cumplen años en septiembre.
En la imagen , de autor que desconozco, proveniente de de este sitio, aparece una Ménade Dionisíaca, expresivamente perseguida por múltiples y bestiales deseos.
sin duda una pareja inspiradora!!
ResponderBorrarplutarco si hoy viviera de algo aprovecharía esta era es sin duda el viagra jajajaj
besitos de luz
felicidades