La música evocada en el libro

12 de agosto de 2010

Rubén Jacob





Tu, que besaste el labio azul del condenado

y cediste al volátil mercurio del crepúsculo,

cavando poemas en la cárcel,

jugando dados con Orfeo,

llenando tu esfera de música,

junto a mesas llenas de libros

y relojes que marchan hacia el invierno.


Tu que anduviste el camino de Swann

y tomaste las manos de Dmitri Shostakóvich,

cargando la claridad de Quilpué,

tus pesados abrigos,

los alfiles,

tu rostro de eremita,

los pulcros expedientes,

el hilo azul

que ata la tierra

y las almas.



Tu, que escribiste para los atrapados,

quijotes enloquecidos en su gabinete,

melómanos gateando en los salones,

amantes de discos,

monarcas del jazz,

profesores de lentes

y bolsos de un gastado cuero.


Tu que fuiste el mejor enfermo,

hombre recto de la lana,

ciego en país de ladrones,

clérigo laico y sexuado,

espíritu en un bosque de silencios.



Tu que mueres y te expandes,

habitas invisible en los océanos,

las anchas mesas de las bibliotecas,

las humeantes tazas de te,

los nuevos territorios

de maderas, metales y cuerdas.






La imagen proviene del blog Poetas en Valparaíso.

Ayer me llamó Claudio Zalazar, para comunicarme que el poeta Rubén Jacob ha muerto.

4 comentarios:

  1. ciclos que se cierran
    ciclos que comienzan
    el cuerpo da paso a la savia nueva
    mas, sus verss no mueren
    ellos viven perennes en su sitial

    besitos de luz

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  2. No lo conocía. Pero que se vaya un poeta siempre es muy triste.

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  3. Vivirá en su poesía . Tu tributo es hermoso

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  4. Al menos los poetas nunca mueren del todo, porque dejan su obra inmortal. Viviran mientras haya otro que los recuerde y les brinde hermosos homenajes como este.

    Buenas noches

    Bisous

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