Digo “pez”
y la palabra sale robusta de mi alma,
cercana al frío de las olas,
los pequeños dientes de los congrios,
las siete lenguas del océano.
Entonces, pronuncio “copas”
y ellas trinan como campanas
en días de bodas
o estallan indefensas
en muros de horror.
Digo “hija”
y esa voz salta,
bulle, pide besos,
encuentra caminos,
devora galletas,
desnuda el amor.
En la imagen, un "pez payaso", obra de la fotógrafa
Jenny Huang.
Estupendo final.
ResponderBorrarpreferiria decir AZUL
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