
Hoy iré a los hombres,
tomaré formas de tempestad,
golpearé las ventanas de los amantes,
haré húmedas las cunas,
tendré pasión por aguarlo todo,
incluso las carpas de los desplazados,
las grietas de los terremotos,
los pequeños brotes de las zanahorias,
los rostros sonrientes,
los calcetines de lana,
el escondite secreto de los caracoles.
Convertido en gotas
miraré el interior de los vehículos,
los mitones azules de los colegiales,
las colaciones de los obreros,
los libros de las enamoradas,
el pelo hirsuto de los vagabundos,
la tristeza sombría de los cementerios.
Soplaré como un demonio
sobre las casas y los hospitales,
hasta que los niños griten de miedo
y los barcos huyan de mi fuerza.
Hasta que los niños griten de miedo
y el agua encienda la tierra.
La imagen proviene de pixdaus
3 comentarios:
...y despues de la tempestad, llegó la calma
Una tempestad furibunda y curiosa. Quién sabe si preferiría estar con todos esos personajes y no contra ellos... Un abrazo.
Imponente poesía, transmitiendo toda la fuerza de la vida.
Besiño.
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