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Comienza el día con sus feronomas
pizarras y bocinazos
aún está oscuro y Martín Vargas
abre su pequeño puesto de diarios
en la Alameda Salvador Allende
cerca de la “Unión Chica”
y de la calle Bandera
Lleva un pequeño televisor
en blanco y negro
listo para ver al equipo
del barrio
en la pelotera
de todos los colores
frente a Honduras
Ve las entrevistas a los hinchas
y comienza a llorar
busca en el cielo
los primeros rayos de luz
toma te a grandes sorbos
y recuerda el sonido de los golpes
sobre el ring
las campanas
los gritos de la gente
en la calle San Diego
en Osorno
en Ciudad de México
Su mente se transporta
y piensa que podría
haberse levantado del suelo
horadando el alma de los pueblos
haciendo que ciudades
y calles lleven su nombre
imponiendo su Rehue
exprimiendo el tiempo
pegándole a Yoko Gushiken
a Betulio González
a Miguel Canto
1 comentario:
...pero no pudo ser, por eso Martín sueña con que los futbolistas de Bielsa lo reivindiquen.
Un abrazo.
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