
Los poemas también mueren
caen pesados como juicios
bellos como la piedra fresca
perdiendo sus raíces
olvidando su sentidos
Todos
salvo algunos que quedaron en tus brazos
atados como banderas a tu risa
íntimos y estrellados
inmunes al olvido
hechos no sólo de palabras
incontenibles volcánicos
infinitos
el pequeño cristal
que robé de tu alma
Tomé un linea de Benedetti y otra de Neruda mientras Isidora pedía su primera leche y yo pensaba en la muerte del lenguaje y en la conexión de lo íntimo con lo universal. Ahora me siento como Prometeo.
En la imagen, "Mujer con sombrero azul", de Picasso.
2 comentarios:
Tan continuo que me sucede eso a mi, el ir y venir de versos, el sentir como se deshacen en los labios, y en veces quedan cicatrizados en papel... los versos que perduran los que me siguen en el andar perpetuo... a veces duelen... otras pocas veces no me permiten respirar...
Excelente, te dejo una invitacion para uq te pases por mi blog.
Un beso. Te leo.
Poemas, es como tener piedras en la garganta y botar botar, cosas bellas e insospechadas salen.
Me gusto, quizás quede corto.
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