
Tras salir del templo
un vehículo blanco me llevó a casa
la llave roja abrió la primera puerta
la llave lila
despejó la segunda defensa
la tercera cedió
ante el solo empuje de mis manos
la última
respondió al llamado
del color azul
En la primera habitación
todo estaba a oscuras
al fondo de la casa
las pesadas cortinas
ocultaban el viaje
de las luces estelares
los reflejos de la luna
el constante trabajo del mar
Sobre la cama
estaban Isidora y su madre
mi hija vestía su pijama nuevo
mi esposa dormía envuelta en rosado
En silencio me acomodé a un costado
las abracé a ambas
y dormí como un rayo
que viene del cielo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario