
Las palabras
las objeciones
los pequeños gestos hostiles
aflojan los pestillos del portón
y los fantasmas que llegan
alzan su voz en la conciencia
Una copa demasiado llena
los recuerdos de la infancia
un conflicto en el trabajo
y sube una leche agria
hasta morder el corazón
La falda un poco más corta
otros ojos sobre esas piernas
y se enciende el fuego
Las pasiones perforan la cultura
fluye el odio en los gestos
las miradas
la propia voz
Luego vienen los golpes
ella apretada contra el muro
los niños ahogados en el miedo
palabras que hunden las almas
una tijera que sube y baja
hasta la sangre
Llega la policía
el hogar está a oscuras
y en calma
En el fondo
el murmullo de un televisor
un hombre duerme
mientras tres seres de luz
ya están llenos de silencio
La iomagen proviene de www.violenciaecuador.blogspot.com
1 comentario:
Estremecedor poema, querido amigo, que me ha llegado al alma, pues la violencia, siendo odiosa siempre, lo es más, si cabe, cuando se ejerce sobre los pequeños. Y es muy conmovedora esa fotografía, en la que se palpa el miedo y el desamparo. Hemos de luchar todos contra esa lacra.
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