
En ti hay vida nueva,
vida que antes nunca hallé,
estado sagrado,
agua, verdadera luz.
Mi vida sin ti no tiene sangre,
ni centro, ni hogar,
pues tu eres mi casa,
en ti me abandono,
a ti me entrego.
Sólo quererte me purifica,
mi amor es grave, dulce
y tan sin peso a la vez,
tan lleno de alegría,
tan lleno de ti.
La bella vida nuestra
es imperceptible,
delicada, casi
no es posible verla.
Sólo vivirla y nada más
nos concede Dios.
Adaptación de la carta de Gabriela Mistral que Doris Dana guardaba en su caja fuerte, transcrita en “Gabriela Mistral, Niña errante”, editada y prologada por Pedro Pablo Zegers B. y publicada por Lumen.
El texto original puede leerse en este sitio.
La imagen proviene de www.letralia.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
si discrepas conmigo, me enriqueces.