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Estamos en el Almendral,
muy cerca de mi casa de infancia,
a ochenta metros del mar,
cuando un ángel delirante
comienza a mecer los muebles.
La funcionaria reza,
yo escucho
los gemidos de la tierra,
sus vaivenes, su estruendo.
Terminada la audiencia,
una estampida humana
busca refugio en los cerros,
las sirenas cantan
sus señales de miedo,
vehículos de emergencia
anuncian la invasión del mar.
Mi hija, por suerte mi niña está en el campo.
Nuevamente la radio del celular,
alerta de maremoto
entre Coquimbo y Valdivia,
alerta de muerte,
de exterminio, de holocausto.
Sin embargo,
unas muchachas fuman
sentadas en los escombros,
sumidas en sus propios males,
ajenas a tanta revuelta.
La radio cuenta
que a pocas cuadras
el cambio de mando continúa,
en mi alma cesa el peligro,
comienzo a decir chistes,
mientras las multitudes
de lo cerros miran y miran el mar.
La fotografía de Valparaíso es de Sergio Larraín.
4 comentarios:
Hola!!!!
Animo y vamos CHILE carajo!!!!!!!!!!!!!
Un abrazo de oso.
Fuerza y esperanza amigo Gonzalo para vivir en ese sinvivir. Valparaíso, qué hermosa ciudad. A yer teníais allí a parte de la realeza española mirando el techo por ver si había que salir corriendo. En la calle, las gentes, sí corrían. Qué imágenes.
Poco a poco Gonzalo...las risas volverán y la calma.
Un abrazo grande.
Gracias Gon..
Eres la calma en la tempestad...
Susurro en la luz.
Fuerza CHILE!!
besoos
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