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Al final, terminamos sentados sobre mi cama azul. Aferrados a las bases de un poema, como si se pudiera vivir en un sueño.
Claro, era otro aniversario de delfines. Llegaron los lentes de Carito; chocolates; un regalo de Paris; mi elefante; Anita enamorada; Gabi hermosa; nuevos colores para el altar; Paola triste y llena de abrazos. Ella y su pololo Lucifer.
Estuvieron nuestros niños; nuestros muertos; nuestras peleas; Carlita casi lesli; Caty de rojo; Cape llena de luna; Marcia atada a sus recuerdos; Ida y Oscar colmados de luz.
De alguna forma, nadie faltó. Ni la seriedad de Alejandro, ni Javier y su pregunta, ni la gripe de Sidhartha. No hubo abrazos perdidos en esa noche de trece velas. No hubo tumbas en el accidente.
Sería por la magia de Karen o por la bondad de Gonzalo y su hijo Gabriel?
Pio, por qué estabas tan intensa?
Ma.I, por qué eres tan dulce; por qué tienes tantas historias en la mirada?
Cuando llegué a casa, Isidora y AB. me esperaban despiertas. Mi hija tenía ganas de dormir en mis brazos.