La música evocada en el libro

14 de julio de 2006

dentista






Los pelos de la mano me hacían cosquillas en los labios; de pronto, un artefacto de acero tocó el nervio de mi muela y quedé pegado al cielo. Luego de la segunda inyección de anestesia, vino un plástico que cubrió mi boca como carpa de circo estirada a la manera de aquella ropa de goma que utilizan los fetichistas.

Mientras mi mandíbula se esforzaba por estirar el plástico, un líquido venenoso y gaseoso comenzó a asfixiarme.

A esa altura, lo que menos me importaba eran los pelos que brotaban de los dedos.

Por favor, un poco más de anestesia.

9 comentarios:

  1. Debo ser medio masoquista... me gustan las maquinitas que usan los dentistas, como huelen los líquidos y pastas que usan, en fin...

    Bueno, soy de las que - cuando debo hacerme un exámen de sangre - miro cómo ella va cayendo dentro del tubo y me parece tan linda..!!!

    Un abrazo.

    ResponderBorrar
  2. auchhhhhhh

    Bien por tu post anterior y porque nadie te mandó decirlo!
    saludos!

    ResponderBorrar
  3. sufrimientos indescriptibles que nos recuerdan que hasta una pequeña bacteria nos puede mandar a la cresta, o una espina en la palma de la mano o un vilano en la cornea...que debiles que somos...

    ResponderBorrar
  4. agggg asi me veras el miercoles... me da HORROR. ojala me pongan harta anestesia. no quiero ir al dentistaaaaaa

    ResponderBorrar
  5. Ay duele!! francamente horrible los dentistas, las muelas y demas demas.

    Justo me toco comentar con este post :(

    Besos

    ResponderBorrar
  6. No me digas que tu dentista no usa guantes????

    La Reina del Nilo intrigada

    ResponderBorrar
  7. Anónimo5:07 a.m.

    Debía ser que los pelos eran parte de la anestesia!!...es que algunos por economizar no saben a qué recurrir!!!, jajaja

    ResponderBorrar

si discrepas conmigo, me enriqueces.