Mi cumpleaños 37 fue hermoso. El trabajo de producción dió excelentes frutos. Partimos con una travesía en bote por las aguas calmas de la bahía, en compañía de las estrellas y las luces de la ciudad, compartiendo champaña y alegría.
Esa acción de mar permitió que el evento partiera con dotación plena y que la fiesta tomara vuelo de inmediato al llegar al Dpto, llamativamente decorado por la instalación cama, Carlita y Buenos Aires.
El cebiche quedó a pedir de boca y la gente flotaba de alegría - a pesar de que el Papa había muerto esa misma tarde -.
Cuando la cantante de jazz - Karen Devia - abrió las puertas de su alma para compartir con nosotros su voz, me dí cuenta de que estábamos ante un verdadero acierto estético.
El epílogo de besos y caricias, dejó entre nosotros la convicción de que habíamos vivido una jornada inolvidable.
Gracias a la vida, por la amistad.
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